Te contaré algo más sobre mí.

Con 18 años emprendí mi viaje a Estados Unidos para seguir con mis estudios y mi carrera de deportista de alto rendimiento.

Durante ese tiempo, mis entrenos eran duros (5h/día) y mi alimentación llevada por «profesionales», los cuales me hacían una dieta alta en carbohidratos y proteínas, pocos vegetales, batidos de proteínas y suplementos deportivos. Todo esto, antes y después de cada sesión de entreno.

Durante esa etapa, ya empezaba a sufrir de problemas en mis tobillos (varias lesiones consecutivas) dolor en las rodillas, y tenia una recuperación muscular y energética muy lenta. El cansancio y fatiga estaban presentes en mi día a día.

Al acabar mis estudios en Estados Unidos, volví a España para proseguir con mi carrera de tenista. Durante un tiempo estuve asesorado por nutricionistas, homeópatas y naturópatas.

Sin embargo, mis tobillos, rodillas y articulaciones cada vez iban a peor, llegando a costarme subir escaleras por el tremendo dolor que sufría. Poco tiempo después, me vi obligado a retirarme con un diagnóstico de esguinces crónicos y calcificación en rodillas y cadera.

Un par de años más tarde, empecé a practicar la calistenia en la playa junto con un amigo mío, componente del ‘Cirque du Soleil’. En él, encontré grandes maneras y ejercicios de lo que me podía ayudar a mejorar el movimiento corporal.

Con 29 años estaba haciendo 2-3 horas de deporte diarias, y seguía dietas de endocrinos y nutricionistas.

Sin embargo, varios meses después me encontré con una inflamación corporal horrible, picor en la piel, dolor en los pies, gases, digestiones lentas y más pesadas que nunca. Iba de 6-8 veces diarias al baño. Mis dolores articulares aumentaron hasta no poder caminar, y  me encontré en un proceso depresivo, el cual no entendía para nada. Mi ansiedad crecía día tras día hasta tener un cuadro de ansiedad bastante alarmante.

Unos meses más tarde y con 135kg encima, decidí realizarme varias pruebas de intolerancia alimentaria y analíticas. En ellas, me diagnosticaron diabetes tipo 2, hígado graso, intestino permeable y transtorno ansio depresivo.

Todo esto, fue el detonante, por el cual cambié radicalmente mi alimentación, junto con la ayuda de mi mujer. La cual llevaba ya 3 años de investigación sobre nutrición y procesos metabólicos. Ella, al igual que yo, pasó por muchas situaciones complicadas con su cuerpo.

A partir de ese momento, empecé con ayunos de 16h y mi alimentación se centró en carne, huevos, aceite de AOVE y de coco. En el primer trimestre me situé en los 95 kilos, cero fatiga, nada de malestar, revertí mi diabetes, hígado graso e intestino permeable. Mis digestiones eran perfectas, y lo mejor, mis articulaciones parecían estar respondiendo sin dolor a los ejercicios de movimiento y calistenia.

Hoy, con 38 años, soy un hombre nuevo. Puedo decir con rotundidad, que nunca tuve esta energía, fuerza muscular y ganas de estar en movimiento constante. Mis análisis son mejores que nunca, y lo más importante es que hoy en día no tengo nada de lo que me diagnosticaron.

A nivel muscular, mi cuerpo tiene una resistencia y recuperación como nunca antes la había tenido. (sin tomar ningún tipo de suplementación deportiva)

Gracias a mi alimentación Irvi Ancestral, mis procesos de ansiedad se revirtieron por completo.